
Cuando fondearon por primera vez en América, los conquistadores tenían superioridad técnica, pero estaban mudos, y esto era un problema mayúsculo.
Nada más pisar América, Colón se dio cuenta de que no podía comunicarse. Tenía intérpretes preparados para la India -soñaba con negociar las especias con el Gran Kan-, pero no para el Nuevo Mundo. El problema lingüístico fue el primero de todos los conflictos en la Conquista. Un proceso arduo, azaroso y complejo, solucionado a base de secuestros, y que dio grandes nombres que aún hoy son la seña de la traición: La Malinche, amante de Cortés, y el aindiado Gonzalo Guerrero, el primer traidor a su raza.
Reportaje completo en Archiletras.
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